A Oliver y Benji

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Como les había prometido en mi último post, hoy le haré un merecido homenaje a los Supercampeones (¡ya era hora!, dirán algunos de mis lectores, pero sobre todo, aquellos que me conocen desde esas épocas).

La mayoría de la gente que los recuerda hoy, lo hace para burlarse de las absurdas jugadas que aparecían en la serie, de los “siglos” que duraban los partidos, del terreno que parecía una montaña, de los kilómetros de largo que tenía la cancha (que según un estudio de un estudiante de física de una universidad nórdica era de unos 18 km), del balón que se estiraba y parecía de goma, de la “pensadera” de varios capítulos que les entraba cada vez que iban a patear el balón, etc., etc., etc…

Todo esto puede que sea cierto si lo vemos superficialmente, pero para los millones que los veíamos sin falta todos los martes y miércoles a las seis de la tarde, esas incongruencias que iban en contra de la física newtoniana eran detalles fantasiosos que estaban “bien justificados” en la trama de lo que en realidad era una excelente y emotiva historia de fútbol…

Dado que la animación japonesa que se conocía hasta antes de la llegada de la serie a Colombia tenía esas mismas características fantasiosas (incluyendo los juegos de video al estilo de Ninja Gaiden), las descabelladas jugadas como el Huracán en el cielo, el Tiro Doble, el Tiro de Remate, el Tiro del Tigre, etc., eran de todas formas bien aceptadas y poco cuestionadas dentro del joven público que las esperaba impacientemente durante los largos cotejos.

Con todo, creo que la historia de Oliver tiene mucho más transcendida de lo se podrían imaginar, pues a la larga nos dejó innumerables mensajes que marcaron la vida de muchos jóvenes y, de hecho, de muchos futbolistas (incluyendo a James Rodríguez y al mismísimo Andrés Iniesta).

Por Juan Carlos Rojas. Tomado de @e_juancharlos
Homenaje a James Rodríguez por Juan Carlos Rojas. Tomado de @e_juancharlos

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En la historia de los Supercampeones se nos invitaba a valorar muchas cosas del maravilloso juego del “fútbol soccer”, pero todo, sin que nos diéramos cuenta, desde el punto de vista de la ancestral y legendaria cultura japonesa, algo no menor y de la que conozco un poquitico gracias a mi estudios sobre Calidad Total, Kaizen, Justo a Tiempo, entre otras filosofías de gestión que tuvieron un auge impresionante por esos lados…

Podemos por ejemplo hablar concretamente de la alusión que hacen a valores como el trabajo en equipo, el compañerismo, el reconocimiento de las habilidades de cada quien, el esfuerzo, la superación, el mejoramiento, el honor en la victoria y en la derrota, el respeto hacia quien lo merece por antigüedad, jerarquía o dinastía (muy propio de los japoneses), el respeto para con los rivales, el respeto por objetos sagrados y muchas otras cosas que ninguna otra serie hubiera podido reflejar de forma tan acertada.

El Sensei y el aprendiz

Roberto SedinhoAsí pues, nuestro protagonista, como en todas las historias que vienen del Japón, tiene su propio Sensei, un maestro que viene a enseñarle y a formarlo en las artes del exquisito fútbol sudamericano. Incluir a Roberto Sedinho como el Sensei de Oliver no fue una simple casualidad. De hecho, creo que el primer gran acierto de la serie es reconocer que los brasileros son los maestros de este deporte. Los japoneses se caracterizan por saber valorar las capacidades “superiores” de otros pueblos, no se avergüenzan de eso y por el contrario se esfuerzan para tratar de imitar a los mejores, ideología que como saben también aplican en la industria, tecnología, deporte, economía, etc. (es algo así como un Benchmarking innato y generalizado).

«El balón es tu amigo»

Oliver-BebeEs una frase sencilla, pero que tiene un gran significado. La escena en donde Oliver (siendo un bebe) se salva gracias a un balón cuando es arrollado por un camión nos deja un mensaje que no es perceptible a primera vista, pero que tiene un sentido muy profundo que llegué a entender muchos años después: Si nos apegamos a un balón, si hacemos deporte, si nos rodeamos de gente sana, seguramente nuestra vida estará blindada ante los tantos peligros que la sociedad nos obliga a enfrentar… Es así como un balón pueder salvar vidas en la vida real. Si, créelo, ¡el balón es tu amigo!

También hay otro mensaje un poco más directo que se repite en casi todos los capítulos: Si decides que él sea tu «amigo», ¡trátalo bien!, conócelo, aprende a dominarlo, camina con él, llévalo a todas partes, pégalo al pie, no lo revientes, enamórate de tu herramienta (también algo muy, muy japonés), crea una relación especial entre él y tu… Como el samurái y su sable.

¡Oh no!, ¡Capitán!

¿Quién no recuerda los grandes ojos vidriosos que ponían todos los compañeros y fans de Oliver cuando la derrota era inminente? Igual que para los occidentales, para los japoneses el rol del capitán es el de asumir el liderazgo en los momentos difíciles, pero a diferencia de nosotros, ellos toman por un hecho irrefutable que es el capitán quien más sufre en las derrotas y se les ve incluso más preocupados por las frustraciones del capitán que por el hecho mismo de perder un partido. Es de suponer que por eso le demuestran una solidaridad que va más allá de nuestra comprensión. Los dirigentes japoneses, de organizaciones privadas o publicas, que fracasan en su mandato se consideran a ellos mismos como alguien que ha faltado al honor de la comunidad y de su misma familia y como saben, además de renunciar, muchas veces terminan incluso quitándose la vida.

Todas estas cosas leídas en estos cortos párrafos parecen fáciles de aprehender, pero no lo son. Fueron necesarios muchos capítulos de los Supecampeones (Oliver y Benji o Capitán Tsubasa) para que algo de esto se me quedara, o mejor, se nos quedara.

Es más, no conforme con verme la serie, yo mismo dibujé más de cinco cuadernos de 100 hojas de historias de los Supercampeones que yo mismo me inventaba y que obligaba a leer a mis primos. También llené el álbum, jugué miles de horas el juego de Súper-Nintendo (con el que paso aprendí algo japonés escrito a punta de ensayo y error) y además tuve los muñequitos de plástico… Eso sin contar que traté de hacer en la vida real algunos de sus trucos!

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Esta serie pudo haber sido concebida para despertar el amor por fútbol en Japón, pero en realidad sirvió para que millones de fanaticos futboleros repartidos por todo el mundo descubrieramos que dentro del mismo fútbol había una cantidad impresionante de enseñanzas y de valores que nunca nadie nos había mostrado…

A Oliver y Benji: ¡Muchas gracias!  => Arigatou gozaimasu

3 respuestas a “A Oliver y Benji

  1. rafacal 26 septiembre, 2014 / 3:08 pm

    Muy curioso e informativo. Like.

  2. Juan Carlos Espinosa Hernandez 1 octubre, 2014 / 1:29 pm

    Iva, por ahi anda la version (un poco leyenda urbana) que el ultimo capitulo de Supercampeones emitido no era el real… Que por el contrario, el «real» era uno donde Oliver estaba jugando la final de la Copa del Mundo contra Brasil. Ya casi al final, Oliver patea el balón y la pantalla se pone en blanco, entonces el blanco de la pantalla se desvanece y se muestra a Oliver de niño en un hospital… Y le dice a la mamà que «habia soñado que ganaba la copa del Mundo»… Su mamá lo abraza y en esa toma se puede ver que Oliver no tiene piernas! Las habia perdido Cuando fue arrollado por el camion y habia estado insconciente desde entonces! … Como te digo, esa leyenda urbana ronda en internet pero nadie ha podido encontrar el famoso capitulo ese que lo pasaron en nosequéparte a nosequéhorario en nosecualpais… Aunque cierta o verdadera la leyenda urbana, lo unico que esto confirma es que los Supercampeones marcaron un hito! Aunque tambien debo admitir que nunca fui seguidor de esta serie, no sé ni por qué…

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